En una agricultura cada día más competitiva, debemos de tender a una Agricultura de Precisión, abonando con los nutrientes que realmente necesita nuestra plantación, teniendo en cuenta las necesidades de nuestro cultivo, la riqueza de nuestro suelo y el tipo de abono a utilizar, lo que en nuestro Laboratorio ofrecemos como Plan de Abonado.

Un Plan de Abonado son unos cálculos agronómicos que tienen como conclusión decirnos qué elementos son necesarios abonar en “nuestro” cultivo, y en qué cantidades hay que aportarlos mediante los abonos que mejor se adaptan a nuestro suelo y cultivo.
Se acabó abonar sin tener en cuenta las necesidades del cultivo, sin conocer nuestro suelo, solamente atendiendo a las recomendaciones del vecino.
En cultivos frutales como el olivo, la vid, el pistacho, el almendro, los cítricos, etc, tenemos que seguir una estrategia de abonado basada en datos analíticos obtenidos a partir de:
- Mediante un Análisis de Hoja (Foliar), tendremos una instantánea del estado nutricional de la planta. Sabremos qué nutrientes hay que aportar, pero este análisis no nos ofrece información sobre qué abonos son los más idóneos de utilizar según nuestro tipo de suelo y la cuantía en que debemos hacerlo.
- Para esto último, utilizaremos el Análisis de Suelo, que nos informará de las reservas de nutrientes, disponibilidad o imposibilidad de los nutrientes, salinidad, permeabilidad, etc.
De no disponer de la información ofrecida por estos análisis, estaremos abonando a ciegas, sin ningún criterio agronómico.
Para una buena nutrición del árbol, el agricultor debe tener en cuenta los resultados de los análisis de hoja y los análisis de suelos. De lo contrario, estará abonando a ciegas.
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¿Qué función ejercen los principales nutrientes?
Para entender cómo debemos abonar nuestros cultivos, conviene empezar por entender cuando los principales elementos nutritivos, (nitrógeno, fósforo y potasio), qué función ejercen cada uno de ellos y cuándo son requeridos por las plantas.



Nitrógeno
Es el responsable del crecimiento de las plantas, parte vital de las proteínas, que forman el tejido de las plantas.
Forma parte de gran cantidad de compuestos, incluyendo la clorofila, los aminoácidos, el ADN, etc



Fósforo
Participa en la fotosíntesis aportando energía, y más aún, es capaz de transformar la energía del sol y los abonos, en alimento para la planta.
El fósforo . Tiene un papel fundamental en la división celular.



Potasio
El mayor responsable de la alimentación del fruto. Es activador de gran cantidad de reacciones enzimáticas.
Otorga vigor y resistencia contra enfermedades y heladas.
Existen otros nutrientes que son requeridos por las plantas en menor cantidad, pero no por eso son menos importantes. Participan en infinidad de funciones fisiológicas, pero su descripción no está dentro del objetivo de este artículo.
Para poder detectar posibles carencias de estos tres macronutrientes, de otros elementos secundarios y de micronutrientes, el agricultor puede encargar Análisis Foliares para detectar niveles deficitarios en la planta y así, poder incorporarlos en su plan de abonado.
- pH y Conductividad
- Materia Orgánica y Relación C/N
- Humedad y Materia Seca
- Nitrógeno, Fósforo y Potasio
- Calcio, Magnesio y Sodio
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¿En qué época se necesita cada nutriente?
Podemos concluir que las plantas necesitan de los abonos una vez que se ha salido del reposo invernal, y además el orden de requerimiento de los nutrientes es:
1º ► Nitrógeno, durante la primavera, durante el desarrollo vegetativo del árbol
2º ► Fósforo, en la floración y cuajado del fruto
3º ►Potasio, una vez se ha producido el endurecimiento del fruto, el árbol tiene las mayores necesidades de potasio para desarrollar el fruto.



¿Cómo es la mejor forma de aportar los abonos?
En el caso de los plantones que aún no están en producción, conviene aplicar abonos ricos en Nitrógeno para favorecer su rápido crecimiento y desarrollo. Las necesidades de fósforo y potasio al ser escasas, las tomarán del suelo.
► Abonos al suelo
En el caso de Abonados al suelo, el mejor momento de abonar es cuando se va a iniciar la brotación del árbol, siempre aprovechando los periodos de lluvias, para que se disuelva el abono.
Para ahorrar costes, se suele abonar con un abono complejo NPK ó mezclando un abono NPK y un abono nitrogenado.
Es muy recomendable una vez abonado, darle un ligero pase de labor para enterrar el abono. Con ello evitaremos pérdidas de abono.
En algunos lugares hay costumbre de abonar al suelo en otoño con NPK, pero esto no es del todo idóneo pues con las lluvias del invierno, cuando llegue la primavera, se ha perdido el nitrógeno por lavado de las lluvias. El fósforo y potasio, no se pierden por lavado de las lluvias.
Por el contrario, si abonamos en periodo seco, el nitrógeno también lo podemos perder por evaporación.
En el caso abonar con compost, la mejor época de su aplicación es en el otoño, para que cuando llegue la primavera se mineralice y libere los nutrientes que contiene.
La elección de la época de aplicación del abonado del suelo es muy importante.
► Abonados foliares
También podemos optar por abonados foliares. Todos los frutales admiten bien el abonado foliar aplicado a hojas sanas y bien desarrolladas.
Se suele abonar foliarmente conjuntamente con los tratamientos fitosanitarios, para ahorrar costes.
Los tratamientos foliares solamente serán eficaces, cuando los estomas de las hojas estén abiertos, y no estén cerrados por la parada vegetativa del invierno o por el excesivo calor del verano.
La absorción de los nutrientes por hoja es máxima si la temperatura es suave y la humedad ambiental es alta, lo que sucede en primavera y otoño, de abril a junio y septiembre y octubre.
En años secos, con muy poca lluvia, en los que los abonados al suelo en secano son inútiles, debemos cambiar la estrategia y abonar por vía foliar, dando tantos pases como nos sea posible, como máximo, uno cada quince días.
En los abonados foliares se obtienen mejores resultados a bajas concentraciones que a altas, así es preferible dar dos tratamientos al 1-2 %, más que uno al 4 %.
Los tratamientos foliares solamente serán eficaces, cuando los estomas de las hojas estén abiertos, debemos evitar épocas de temperaturas extremas (calor o frío)
► Fertirrigación
Por último podemos optar por la Fertirrigación. Ni que decir tiene que es el mejor método de abonado, pues aplicamos los abonos ya diluidos, y por tanto las pérdidas son mínimas. Además, y lo más importante, podemos suministrar el abono en el momento ideal para el árbol, aumentando de esta forma su eficacia.
En años lluviosos, en los que no se ha empezado a regar y por tanto a abonar, hasta bien entrada la primavera, mayo o incluso junio, es importante haber abonado anteriormente al suelo con nitrógeno. Si no, tendremos seguramente deficiencias de nitrógeno, y por tanto, falta de vigor.
Aunque no es muy normal que las aguas de riego contengan muchos nutrientes, hay veces que estas aportan unidades fertilizantes de Nitrógeno, Fósforo y Potasio, que habría que tener en cuenta en el plan de abonado.
Con la fertirrigación podemos suministrar el abono en el momento ideal para el árbol, aumentando de esta forma su eficacia.
Conclusiones sobre el abonado
Para mejorar el rendimiento, evitando la contaminación y respetando el medio ambiente, recomendamos:
- Fraccionar el abonado lo más posible en cultivos de riego.
- No abonar con nitrógeno en otoño o principios de invierno.
- En secano, distribuir el abono de manera regular.
- En riego, nunca sobrepasar la capacidad de campo de nuestro suelo.
- Siempre que sea posible, establecer un plan de abonado adaptado a nuestra finca.
- Utilizar los abonos que mejor se adapten a nuestro tipo de suelo.
- En secano, a ser posible, enterrar los abonos con un ligero pase de labor.



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